ERIK LEYTON. Talento Creador.es

«El ejercicio de escribir se convierte en una prueba que me divierte infinitamente»

Erik es hijo de la educación pública colombiana. De saco azul, bluyín y bozo precoz estudió en un colegio oficial; luego se compró una mochila guajira y estudió Realización de Cine y Televisión en la Universidad Nacional de Colombia. No contento con ello, embaucó a dos entidades financieras del Estado y le sacó sendos préstamos en dólares para estudiar dos maestrías en España. Ya pagó uno de los préstamos. En dólares más caros. El otro… ahí va. Ahora dizque se metió a hacer un doctorado en Buenos Aires. ¿Ideas para becas, por favor?

Exagerado e intenso como es, desde chiquito se coló en los seminarios que organiza el Festival Iberoamericano de Teatro, para escuchar la carreta que sobre escritura dramática trajeron varios maestros argentinos, chilenos, españoles, franceses e ingleses que pasaron por Bogotá. Hubo profesores colombianos, incluso. Buenos todos. Corrió el vino en esas charlas, vale la pena anotar.

Convencido de que escribía razonablemente bien, y declarándose incapaz para detener el impulso, paralelamente a su trabajo en televisión se dio a la tarea de escribir obras de teatro. Varias. Largas y cortas. Buenas y malas. Sin comprender muy bien cómo sucedió todo, logró enredar a varios directores para montar varios de sus textos en Colombia, México y España. Pobres de ellos.

Ya lanzado como estaba (como sigue), gastó montones de dinero en estampillas para mandar sus obras a concursos internacionales de textos dramáticos. El saldo es bueno: varios premios que le han reembolsado lo de las estampillas.

Y así va por la vida, ahora con más kilos, más deudas y menos pelo, escribiendo varios proyectos de teatro, cine y televisión, presentándose a becas y residencias, encandilando estudiantes de maestría y esperando más cositas bonitas de la vida.

¿Desde dónde nace tu escritura, tus propuestas textuales? ¿Qué territorio(s) te gusta explorar?

Cuando abordo un proyecto de escritura pienso siempre en dos cosas, el fondo y la forma. Para lo primero siempre se me han atravesado noticias que encuentro en periódicos, en la calle, en charlas de amigos, etc. Casi todas esas noticias me terminan llevando a un solo lugar: la familia. Creo que allí está la raíz de todo, de nuestros problemas, de nuestras psicosis, de nuestros miedos y de nuestras alegrías. Se podría decir que ese es mi tema.

Luego, para la forma, siempre me pongo un reto que me obligue a salir del lugar seguro, de la tan manida zona de confort. Se trata de algo parecido a una hipótesis: ¿se puede escribir esto de esta manera, o de esta o de otra? ¿Puedo mezclar formas? ¿Puedo intentar esto o aquello? El ejercicio de escribir se convierte en una prueba que me divierte infinitamente, incluso cuando me pierdo.

¿Cómo estás trabajando en el taller de dramaturgia “El diálogo, más que cosas para decir”?

Me gusta dictar talleres porque me obliga a estar leyendo, escribiendo y probando. En esos encuentros con el que comienza a andar por los caminos de la escritura, me he venido dando cuenta de que una buena parte de los textos nacientes fallan (entre otras cosas) porque hay un descuido y un desdén enorme por el diálogo. Da la impresión de que los personajes pueden decir lo que sea, como sea y da igual el resultado, y creo que eso es un error fatal.

Es mucho lo que se puede aprender sobre el texto dramático, el teatro, la escritura y el lenguaje, sólo en las continuas reescrituras del diálogo de una pieza. ¡Pero mucho!  Me parece que entre más precisión haya en las réplicas de un personaje, más se gana en intensidad.

¿Existe alguna obra propia o ajena de la que, actualmente, te sientas más cercana, y por qué? ¿Alguna obra?

Siento una absoluta debilidad por la dramaturgia argentina. Cada año descubro un autor o una autora que desconocía, textos que me resultan reveladores, formas de abordar la escritura que siento como iluminadores en grado sumo. Es muchísimo lo que aprendo destripando esas piezas para averiguar cómo fue tejida.

No hay una obra en particular o, dicho de otro forma, cada año encuentro una obra que me revuelve la cabeza.

En tu paso por CREADOR.ES trajiste el proyecto “Vueltas en redondo”. ¿Cómo fue el trabajo con Tantanian y el posterior con la comunidad teatral valenciana?

Tantanian es un maestro muy interesante. Tiene un cuchillo muy afilado para diagnosticar un texto, que no para cercenarlo, y a la vez te ofrece un panorama amplio de libertad para la creación de la reescritura. Es un provocador, un tipo simpático que te enseña el abismo y te invita con firmeza que te lances al vacío.

Luego, el acercamiento que tuve con creadores valencianos fue tremendamente enriquecedor. Tuve la oportunidad de compartir con directores, actores, actrices, dramaturgos y académicos. Me sorprendió la fuerza y la valentía que tienen para hacer las cosas a su manera en un país como España. Y me sorprendió porque en Colombia y en Latinoamérica sucede una cosa igual. Es como si el vértigo, el temblor en las vísceras, la rabia, la sed y el nervio que vivimos todos los días acá, tuvieran una fuerza gemela al otro lado del Atlántico. Un encuentro curioso.

Dado tu paso por CREADOR.ES en 2014 con una beca Iberescena, ¿Qué crees que aporta Creador.es a la formación del creador/a, dramaturgo/a, actriz-actor? ¿Qué te aportó a ti? ¿Qué te llevaste de tu paso por Creador.es?

Sobre todo tiene que ver con el encuentro con otros creadores que tienen una forma de trabajar muy distinta de la tuya. Es la oportunidad de verificar una cosa que te dicen en todas partes pero que la cotidianidad y la urgencia de pagar los servicios de todos los meses termina por ocultar: el mundo es más grande. Muy grande. Aunque los dramaturgos nos preocupemos por asuntos similares, la forma de enfrentarlos siempre es distinta y sorprendente.

Por otro lado, esos días de CREADOR.ES terminan siendo un oasis en el desierto del trabajo diario. Es una absoluta fortuna poder concentrarse en un lugar de creación durante varias semanas únicamente a pensar en teatro, contar con un tallerista que se ocupa de tu proceso de trabajo, y contar con colegas dispuestos a ayudarte con tu texto desde el amor y la generosidad. Es como el ciego que de pronto encuentra manos cálidas que se ofrecen a cruzarte la calle. No me cansaré de agradecer a los organizadores y a mis compañeros “creador.es” por aquellos días tan fantásticos.

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