Talento creadores: Maribel Bayona

Conversaciones des-Confinadas

Por Anna Albaladejo
Maribel Bayona (Valencia. 1979) es actriz, dramaturga, y directora de escena. Con una trayectoria liminal entre la palabra y el cuerpo desde su doble titulación en Filología y Arte Dramático que complementa con sus estudios de danza, hasta sus numerosas creaciones desde y para la escena donde integra las escrituras dramáticas y post-dramáticas con la performatividad y el movimiento.
Pero además, Maribel Bayona es una de esas mujeres del teatro contemporáneo catalizadoras de proyectos, como demuestra su participación como co-directora en la sala y compañía Espacio Inestable/Teatro de lo Inestable.
Como autora ha publicado 9 textos y ha escrito otros tantos en solitario o en colectivo, la mayoría de los cuales han sido estrenados como proyectos propios o en colaboración con otras compañías. Le han sido concedidas diversas Ayudas a la Creación del IVC, participó en el I Laboratori d’Escriptura Insula Dramàtaria Josep Lluís Sirera y en 2019 le fue concedida la beca de escritura que ofrece El Pavón Teatro Kamikaze.
Muy cercana desde el inicio al proyecto Creador.es, participa como docente en los laboratorios de dramaturgia para jóvenes de 2017 a 2019 y como alumna, asiste al curso de Santiago Loza en 2017, en el que brota la primera semilla de L’orquestra del silenci, texto que se estrenará el 23 de Octubre de 2020 en La Rambleta (Valencia) y del que nos habla entre otros en la entrevista.
¡Vamos a ella!


Así se radiografía Maribel Bayona como creadora
No soy una autora pura.
Soy una intérprete-autora-gestora cultural.
Me interesan los “lugares entre” o los “no lugares”.
Me interesan los textos dramáticos pero también los materiales dramáticos.
Interrelacionar la cabeza y el cuerpo. La voz y la palabra.

Y esto es lo que conversamos vía on-line durante el mes de julio de 2020

¿Cuando y cómo llegas a la escritura para la escena? Referentes, maestr@s, intercambios, compas de viaje…

Mi primer texto dramático breve lo escribo para la colección “Acotaciones en la caja Negra”, ahora reconvertida en “Red Escénica”. Yo estudiaba entonces Filología Hispánica, me metí en el consejo de redacción de esta revista y decidí participar en la colección de textos breves, cuya temática en ese número era el sexo, un tema sin duda con mucha enjundia.
Gracias a participar con el proyecto de la revista conocí a Jacobo Pallarés, mi compañero y socio de Proyecto Inestable, es decir, que de algún modo podría pensar que ese primer texto me ha traído hasta mi presente, aunque jamás haya habido sexo de por medio.
El texto, que se llamaba “Hueles a cama. Me encanta cuando hueles a cama” lo prologó Alejandro Jornet y se fijó en mi escritura. Así que me propuso participar como autora para dos montajes de cuarto de la ESAD, uno junto a Antonio de Paco y otro junto a Jéssica Belda. El impulso de Alejandro, Toni y Jéssica, fueron sin duda compañeros de viaje creativo y de escritura en esos primeros años y luego han llegado muchos otros. Pero digamos que fue entonces donde se fraguó la metodología de trabajar textos propios, colectivos o individuales para la escena, o a pie de escenario.
Tengo referentes variados, maestros clásicos y contemporáneos, pero quiero citar a los compañeros de viaje con los que he trabajado codo con codo o han acompañado mis procesos de escritura o creación; Jéssica Belda, Toni de Paco, Jacobo Pallarés, Rafa Palomares, Gabriel Ochoa, Jose Banyuls, Pedro Lozano, Anna Albaladejo, Xavier Puchades, Paco Zarzoso, Jerónimo Cornelles.

¿Qué lugar tiene la dramaturgia y escritura dentro de tu práctica artística? ¿Qué relación tienes con otros ámbitos/roles de la escena?

Mi relación con la escritura comienza desde la misma escena, es decir, con esa práctica de escribir para la escena y para mis propios proyectos escénicos o performativos, sola o compartiendo proceso con otros autores. En esta práctica suelo participar también como intérprete o en la dramaturgia del espectáculo y los textos han surgido de la mano del proceso creativo.
En este primer momento me identifiqué mucho con la escritura dentro del marco de la auto-ficción.

Pero también he participado en proyectos por encargo de teatro o danza para otras compañías en los que mi rol era únicamente el de autora o dramaturgista. En ocasiones también se ha asociado este rol al de dirección o ayudante de dirección.

Últimamente y gracias al apoyo de laboratorios de escritura como el de Ínsula Dramatària Josep Lluís Sirera, la beca del Pavón Teatre Kamikaze, El Torneo de Dramaturgia de Creador.es, las Ayudas a la Creación de la Generalitat Valenciana, el proyecto Escena Erasmus, las actividades anuales que propone la Asociación de Escritores de Teatro (AVEET) o Contexto Teatral he escrito textos que no han estado asociados al proceso creativo, sino que han empezado y acabado en mi cabeza y mi ordenador, aunque obviamente son susceptibles de ser representados. Pero el punto de partida ha sido el de la escritura exclusivamente, sin ir de la mano de la práctica escénica.

Revisando cómo he contestado estas dos preguntas me doy cuenta de lo importante que es incentivar la escritura de textos dramáticos desde las instituciones públicas (laboratorios, becas, ayudas) y desde el ámbito privado o asociativo.

Vera en equilibrio(s)

¿Cómo crees que influye en tu escritura el hecho de ser también intérprete? ¿Cómo es esto de interrelacionar cabeza y cuerpo, voz y palabra?
Si entendemos las artes escénicas en general y el teatro en particular como un compendio de prácticas artísticas que se interrelacionan generando un cuerpo artístico colectivo, es decir, una suma de disciplinas, de creadores trabajando juntos, de miradas compartidas, cuantos más campos conozcas, más riqueza y conocimiento tendrás en relación al rol que elijas desempeñar. En este sentido, creo que ser intérprete me ayuda a escribir, me ayuda a pensar que aquello que escribo estará vivo, será encarnado por un cuerpo y por una voz. Aquello del verbo hecho carne. Me ayuda porque he podido experimentarlo, porque intento que aquello que escribo pase también por mi cuerpo y no sólo por mi cabeza. De igual modo que si tuviera nociones musicales seguramente tendría mucho más dominio del ritmo o si fuera artista plástica tendría muy en cuenta el terreno espacial en la construcción de un texto.
Por tanto, sí pienso que me influye tener nociones de interpretación para la construcción textual, aunque vengan desde lugares casi invisibles o intuitivos. Intento tener en cuenta las necesidades de los intérpretes y las reglas de la escena, incluso aunque sea para de-construirlas.
Sin embargo, conozco excelentes autores/as que no son intérpretes y escriben textos brillantes. Así que ese conocimiento no garantiza nada, pero en mi caso, me ayuda.

Espacio(s) de Trabajo

¿Puedes hablarnos de alguno(s) de tus “textos de mesa” y “textos de escena”? ¿Crees que hay diferencia entre ellos?
Creo que ante la pregunta que planteas aparece la eterna cuestión de averiguar qué es exactamente la literatura dramática como género y dónde ubicarla, a caballo entre lo efímero y lo permanente que queda registrado en una publicación, entre el material dramático, performativo, de acción y el terreno textual, entre lo individual de un acto de escritura y lo colectivo de una puesta en escena… hay mucho que reflexionar ahí.
Yo creo que cada una de mis obras es diferente porque tiene puntos de partida diferentes y “pelajes” diferentes. Cada obra ha requerido de un proceso de escritura distinto que se ha ido revelando por sí mismo y ha derivado en un acto de escritura concreto.
Por poner dos ejemplos bien diferenciados te hablaré de “Persona-l”, un solo que hice con mi compañía Teatro de lo Inestable y “L’orquestra del silenci”, la obra que desarrollé para el Laboratorio Insula Dramatària Josep Lluís Sirera.
Persona-l estaba concebida como una pieza performativa que quería abordar el concepto de identidad y los roles de género. El trabajo de escritura empezó en una sala de teatro. Focalicé el concepto de identidad en la mirada sobre el cuerpo y por eso, la escritura comenzó en mi propio cuerpo. Las primeras acciones performativas y dramáticas dieron lugar y espacio a la palabra. El origen de la palabra estuvo en el cuerpo. En este trabajo el concepto de literatura dramática se expandió. El documento que guardo de aquella pieza está lleno de palabras dichas pero también de acciones no dichas, de coreografías de movimientos, imágenes diversas o didascalias que también eran texto dramático, operando al mismo nivel que la palabra.
L’orquestra del silenci, sin embargo, nace en un laboratorio de escritura en el que se ofrece tiempo y espacio a la palabra escrita y a la reflexión. El punto de partida es la imaginación. Sin trabas. También fue un proceso transformador por compartir otras miradas con las compañeras y el tutor. Si la escena o el cuerpo transformaron Persona-l, la interrelación con mis compañeras transformó L’orquestra. Y algo tan sencillo como no tener en cuenta la producción, hizo, por ejemplo que escribiera una obra para siete personajes, cuando hasta ahora mi máximo habían sido cuatro (tenía que producirlas, claro…) Hasta este punto están, al menos en mi caso, interrelacionados texto y escena.
Es decir, que cada nuevo proceso y texto, pienso, debe ser diferente y debe tener sus propias especificidades y reglas, dependiendo del punto de partida, el equipo, el contexto… para que realmente pueda estar vivo, para que pueda ser y revelarse.

Espacio(s) de inspiración

Cuando te has radiografiado como creadora has mencionado tu interés por los “no lugares”, ¿te refieres a esos espacios despojados de identidad e historia de los que hablaba Marc Auge? Puedes hablarnos un poco más de esos “lugares entre” que proponen autores como Pedro Falcato… Te pediría que nos ayudarás a encontrar esos “no lugares” y “lugares entre” en tus obras.
Creo que el teatro es ya en sí mismo un “lugar entre”. Y eso lo convierte en excepcional y maravilloso. Un lugar entre muchos lugares; el de la imaginación, el de la ficción, el de la metáfora, el de la literalidad, el del patio de butacas, el del escenario, el de las bambalinas… Un lugar entre muchos tiempos; el real, el de la ficción, el del espectador, el del intérprete…
Un lugar entre disciplinas artísticas, entre personas, entre convenciones, entre encuentros, entre composiciones, entre recepciones, entre cerebros…
La multiplicidad de “lugares entre” que propone el teatro me fascina y trabajar, o tener en cuenta, todas esas posibilidades cuando escribo, me divierte muchísimo y me conecta con la libertad.
En L’orquestra del silenci la primera acotación de la obra dice: Un lloc enmig del no res. Un lugar en medio de la nada… qué maravilla poder imaginar ese lugar en medio de la nada, qué privilegio intentar concebirlo. Esta es una de las cosas que más me interesa del teatro, su constante provocación e invocación a la imaginación, al juego y sus múltiples “lugares entre”, “lugares imposibles” o “no lugares” que paradójicamente, acaban siendo.

Maribel

Nos hablas de L’Orquestra del Silenci que es precisamente la pieza que vas a estrenar este otoño. Puedes compartirnos algo de su punto de partida, de su transformación en el proceso, de sus pérdidas (que sé que hubo algunas muy mágicas) y de sus hallazgos. ¿Qué intuyes que nos vamos a encontrar cuando vayamos a verla?
L’orquestra del silenci es un texto muy especial para mí, por cómo se desarrolló y por las alegrías que me ha dado a lo largo del tiempo. Empecé a concebirlo en el taller que Santiago Loza impartió en Creador-es, donde nació un boceto y una idea a desarrollar. Un mes después, apareció la primera convocatoria de Ínsula Dramatària Josep Lluís Sirera, presenté este boceto y tuve la suerte de ser seleccionada.
El punto de partida fue el fracaso. Yo arrastraba una temporada en la que me sentía especialmente insatisfecha, laboral y personalmente. Y me preguntaba qué estaba fallando. Al hacerme esta pregunta me di cuenta de que en realidad lo que quería desarrollar era una especie de defensa del fracaso, el fracaso contrapuesto al pretendido éxito que vende el capitalismo más feroz. Quería defender la pausa, la reflexión, el cuidado, la reconquista del tiempo, la modestia o la invisibilidad como modo de vida. Y esa ideología que imagino que yo intentaba conquistar para mí misma estuvo presente en todo el proceso de escritura. Sin embargo, la forma fue cambiante. Empecé escribiendo un texto muy postmoderno y acabé alumbrando, como una vez me dijo una de mis compañeras insulares, el texto más teatral que había hecho nunca. Esto tuvo que ver con la suma de miradas, como te comentaba en la pregunta anterior, las de mis compañeras Begoña, Mafalda, Antonia, María y Laura y la de Paco Zarzoso que nos acompañó a todas en el proceso de escritura.
El texto tuvo un viaje singular y una inflexión que fue transformadora. Se trata de la pérdida de la que hablabas en tu pregunta. Resulta que yo había escrito muchos materiales, un 50% del texto aproximadamente, con un estilo muy postmoderno. La verdad es que no acababa de encontrar el tono, el encaje, pero había trabajado mucho y confiaba en ese material y en encontrar pronto la luz para acabar de componerlo. Pero entonces entraron a robar en mi sala, Espacio Inestable. Y mi ordenador estaba dentro, con su funda. Dentro de la funda tenía también mi copia de seguridad. Me lo robaron todo. Tres meses de trabajo tirados a la basura. Lloré muchísimo. Y el tiempo apremiaba. Intenté reescribir los materiales, pero no funcionaba. Y entonces Paco me dijo que empezara desde cero. Que todo lo que había trabajado estaba, pero que desde su punto de vista no había encontrado todavía el lugar desde el que hablar. Yo le hice caso. Y de repente, apareció la escuela, el profesor, los personajes. Y se escribieron solos, mágicamente. La escuela walseriana que propone L’orquestra va de eso, de la renuncia y de la pérdida. De ser capaz de desprenderse. Creo que me robaran todo lo que escribí fue necesario para que consiguiera desprenderme de mí misma y pudiera nacer este texto.
En breve lo ponemos en pie. He dejado mis palabras en manos de Xavier Puchades, porque sé que las va a cuidar como si fueran suyas. Y me he rodeado de un equipo artístico maravilloso. No sé cómo será, pero confío en su melodía pausada, modesta, singular y silenciosa.

Materiales

Por último, me gustaría preguntarte sobre tus proyectos hacia el futuro y, especialmente, cómo encaras la escritura para la escena en esta época tan compleja por la crisis del covid-19.
Después de estos meses de encierro, el último trimestre del año se presenta movido, veremos si podemos hacer todo lo programado. Ojalá sí, aunque debo admitir que a veces pienso que deberíamos habernos parado a reflexionar más y a hacer menos, cara al futuro, me refiero. Aunque soy consciente que nos topamos siempre con el mismo muro, tenemos que comer.
Sin embargo, la escritura me ha salvado en el tiempo del confinamiento.
He escrito dos textos en colaboración con dos compañeros.
El primero, junto a Jerónimo Cornelles, lo estrenaremos en el Festival Russafa Escènica, en el CCCC, será el Jardín Escénico. Tiene por título “1 Km2” y es un texto para 12 personajes que reflexiona y habla de lo que hemos vivido. La escritura de este texto me ayudó a comprender y compartir proceso de escritura junto a otro dramaturgo me ayudó a enriquecerme muchísimo.
El segundo, junto a Antonio Lafuente, todavía no tiene fecha de estreno ni canal de representación, pero me permitió estar en presente con alguien. Utilizamos una metodología de trabajo de escritura compartida real, sin pactar nada, con un documento de google compartido. Y el texto fue naciendo. Era como improvisar en escena. En ese momento de pantallas de zoom, de video-llamadas, de no contacto físico y de soledad, la escritura en directo, la voz de los personajes dialogando solos, que iban definiéndose a sí mismos, sus relaciones, su carácter, su situación, incluso su forma física, me permitía vivir una especie de vida real a través de la ficción, más real que la que estábamos viviendo… fue muy extraño y muy mágico, una especie de transmutación, vivir la vida que no podía vivir a través de la escritura. Otra manera de salvarse.
Así que bueno, muchos proyectos en el tintero y en los escenarios. Intentaré hacerlos con mucho amor y con calma, sobre todo con calma.
Eso sí, si algo he aprendido en estos tiempos extraños es cuánto amo mi trabajo. Y cuán necesario es para la sociedad y qué transformador y qué relevante. Por este motivo, lo defenderé con todo mi cuerpo y con toda mi energía.
Gracias por la entrevista, qué bien sienta detenerse y reflexionar.